Hombre bebiendo luz - Rodolfo Kusch, en procura de un pensamiento continental autónomo from Videoteca Raymundo Gleyzer on Vimeo.

Realización:
Jorge Falcone

Producción Ejecutiva:
Mabel Valencia

Productor delegado en Jujuy:
Juan Pablo Ferreiro

País: Argentina
Idioma: Castellano
Duración: 01:27:30
Año: 2012
Tipo de Archivo: FLV
Tamaño: 367 MB
Link: www.jorgefalcone.blogspot.com

Sinopsis

Dentro del panorama de la filosofía argentina del Siglo XX, hay pocos autores tan originales, innovadores y creativos como Günther Rodolfo Kusch, nacido en Buenos Aires en 1922 de padres alemanes y muerto prematuramente en la misma ciudad a los 57 años de edad en el año 1979, cuando se encontraba en plena producción creadora. Pero lo hecho y publicado hasta allí constituye mérito suficiente para ocupar un lugar destacado dentro de aquellos intelectuales argentinos que contribuyeron a pensar y expresar nuestra identidad nacional.

En su desvencijado escritorio y revuelta biblioteca convivían, a un tiempo y sin dificultad, Ser y Tiempo de Martín Heidegger con el Popol Vuh, o poemas anónimos quechuas junto a la Crítica de la Razón Pura de Kant. En realidad, él era su síntesis. Tanto en lo vital, familiar, como en lo intelectual. Y a los libros habría que agregarles dos elementos que también le fueron vitales: el grabador - para ese peculiar trabajo de campo que, desde lo antropológico, le proporcionaba material directo para su indagación filosófica - y la máquina fotográfica, ojo caliente en sus manos, siempre buscando registrar esa peculiar estética de lo americano. Con ambos podía vérselo, tanto en el medio de un carnaval porteño como con una informante directa en la puna jujeña. Y siempre bien aceptado, siempre sabiendo cómo, cuándo y dónde preguntar; a pesar de ese pelo rubio engominado y esos ojos azules que de entrada lo delataban como "el gringo". Porque sabía muy bien que lo esencial era participar y entregarse a lo popular, antes que la fría mirada del turista o del arqueólogo académico.

En marzo de 1976, la dictadura oligárquico-militar genocida decidió que Kusch y muchos más sobraban en las universidades argentinas. De allí en más se inició su exilio interno: Nuevamente fiel al llamado de la tierra y sin fortuna personal alguna, se refugió en una humilde casita de Maimará, en plena Quebrada de Humahuaca.-